Una historia sobre el encuentro y desencuentro entre Oriente y Occidente.La historia de Semillas Mágicas se desarrolla en un rincón de la India, tras la agitación anticolonialista. Willy Chandran, el personaje de Media vida (DeBolsillo, 2007), vuelve a aparecer aquí, y sigue con una vida monótona que esta vez se replanteará. Formará parte de un movimiento de liberación de la India pero, tras fracasar en el intento y desengañarse, añorará el orden y el bienestar del mundo occidental. Con esta novela, el premio Nobel vuelve a hacer un retrato de las costumbres y las relaciones humanas, de la pobreza y la riqueza, y una reflexión sobre el desarraigo y la identidad.
Magic Seeds (2004). Secuela de la novela Media vida en donde nos enteramos del derrotero existencial de Willie Chandran luego de abandonar las colonias portuguesas del África a los 41 años de edad, donde se casó y vivió por 18 años en una plantación. Al mandar al diablo África, viaja a Berlín donde encuentra a su hermana Sarojini quién vivía de la subvención de un organismo gubernamental de Alemania occidental haciendo documentales. Se queda seis meses viviendo con su hermana tratando de encontrarse a sí mismo y se le ocurre volver a la India y volverse un guerrillero comunista: pasó 7 largos años vagando en los bosques de la India y tratando de estudiar a Marx y Lenin para al final de ese trayecto entregarse a la policía y ser condenado por un tribunal a 10 años de cárcel, condena que cumplió parcialmente para ser deportado a Inglaterra en donde se instaló cómodamente en una buena casa londinense de un viejo amigo suyo de nombre Roger. En Londres, Willie reflexiona: "Ya no sentía esa oscuridad y ese peso. Contemplaba aliviado los edificios que habían construido tantos hombres. Iba de un sitio a otro —la pretenciosa escuela con sus arcos a imitación del gótico, las temibles plazas de Notting Hill, la calle del pequeño club al norte de Oxford Street, la bocacalle cerca de Marble Arch donde Roger tenía su casa—, y por todas partes veía cómo se obraba el pequeño milagro, sentía que cedía la opresión y él se sentía como si volviera a empezar. Jamás había tenido idea, jamás, desde la infancia, de lo que podría llegar a ser. Pero empezaba a notar que se le ofrecía una idea, fugaz, imposible de captar, pero al mismo tiempo real. Aún no conocía su propia esencia, a pesar de llevar tanto tiempo viviendo en el mundo. De momento únicamente sabía que era un hombre libre, en todos los sentidos, y que tenía una nueva fuerza. Era algo tan insólito, una persona tan distinta de la que se había sentido hasta entonces, en la India, en Londres y durante los dieciocho años de matrimonio en África… «¿Cómo puedo atender a esta persona?», se preguntaba mientras paseaba por las calles de Londres que había conocido. No encontraba respuesta. Intentó dejar de pensar en ello." Y Naipaul nos ofrece un panorama de una Inglaterra cosmopolita y abierta: "Las calles del centro estaban abarrotadas, tanto que a trechos resultaba difícil andar. Había negros por todas partes, y japoneses, y otros que parecían árabes. Pensó: «Cómo se ha revuelto el mundo. Este no es el Londres en el que vivía hace treinta años». Sintió un gran alivio. Pensó: «Al mundo lo sacuden unas fuerzas mucho mayores de lo que podría haberme imaginado. Hace diez años, en Berlín, mi hermana Sarojini casi me puso enfermo con sus historias de pobreza e injusticia en nuestro país. Ella me hizo ir con los guerrilleros. Ahora no tengo que ir con nadie. Ahora solo puedo estar contento de lo que soy, o de lo que he llegado a ser»." El díptico Media vida y Semillas mágicas tienen una visión tragicómica y psicológica sobre el desarraigo, la falta de norte en la vida y de convicción en un mundo extraño, inasible e incomprensible en donde ciertas personas nunca logran encontrar su lugar y ubicación. La novela cierra con una meditación que me parece de antología: «Es un error tener una visión ideal del mundo. Ahí es donde empieza el mal. Ahí es donde todo empieza a deshacerse. Pero no puedo escribirle a Sarojini para contarle esto».