En su Segundo ensayo sobre el gobierno civil Locke propuso en 1690 las líneas fundamentales de una Constitución representativa: el poder supremo es el representado por el cuerpo legislativo, en el que estarán presentes los ciudadanos, sus estados sociales, sus intereses y sus derechos constituidos, mientras el poder ejecutivo (que se deberá confiar preferentemente a una monarquía) está sencillamente delegado para garantizar la ejecución de las leyes. John Locke (1632-1704) fue el primero en formular el principio de la separación de los poderes como única posible garantía de respeto de la soberanía natural, estableciendo así el precepto que fue reconocido más tarde como fundamental por los teóricos del liberalismo.
Es un libro interesante que se contrapone con la tesis de Hobbes sobre la maldad del hombre. Acá, la humanidad llegaría al pacto civil para estar mejor y evitar problemas y, apartir de allí, Locke presenta su tesis de la división de poderes y también de la naturaleza propia del poder ante los líderes. Es bastante ameno e interesante.