Brillante prosa de Rosalia de Castro, cincelada en un quehacer poético de una mestría inconmesurable, se despliega en esta pequeña obra.
Ruinas no son lugares, son tres desafortunados que no le queda más que su orgullo y eso los convierte en ruinas vivientes, seres nobles en su quijotada, amigos que ha juntado la des fortuna pero que a pesar de ello son para cada uno una amistad sincera. Isabel, Braulio y Montenegro son la representación de escases , solidaridad e infortunio; sus historias tienen un contenido anecdótico, entre tragedia y la realidad . Doña Isabel es una Anciana que pertenecía a una casa ilustre ahora arruinada, Don Braulio un comerciante que fue amplio con sus amigos y que lo perdió todo, y Montenegro, un joven que antes de nacer sus familiares le llevaron a la ruina y quién se empeña en recuperarla. Es una historia corta que se disfruta.
Ruinas no son lugares, son tres desafortunados que no le queda más que su orgullo y eso los convierte en ruinas vivientes, seres nobles en su quijotada, amigos que ha juntado la des fortuna pero que a pesar de ello son para cada uno una amistad sincera. Isabel, Braulio y Montenegro son la representación de escases , solidaridad e infortunio; sus historias tienen un contenido anecdótico, entre tragedia y la realidad . Doña Isabel es una Anciana que pertenecía a una casa ilustre ahora arruinada, Don Braulio un comerciante que fue amplio con sus amigos y que lo perdió todo, y Montenegro, un joven que antes de nacer sus familiares le llevaron a la ruina y quién se empeña en recuperarla. Es una historia corta que se disfruta.