Novela en la que el misterio se configura a partir de las diferentes percepciones que los personajes tienen de un mismo hecho criminal. Todo comenzó con un crimen. O mejor, todo comenzó unos seis meses antes, 'aquella mañana en que el cartero trajo un sobre rosa con un detestable perfume a violetas'.Los sobres van llegando puntualmente, cada miércoles, a la pensión La Madrileña. El olor a violetas invade las habitaciones de los inquilinos, que se convertirán en testigos del encuentro entre Rosaura y Camilo Canegato, el tímido restaurador de cuadros. Pero cuando Rosaura es encontrada muerta, cada uno de los personajes tendrá que dar su versión de la historia. El lector deberá ir reuniendo las piezas y llegará a la verdad con las últimas palabras del último testimonio.
Quizá la vida sea eso, un sueño metido dentro de otro. Quizá la vida sea el tercer sueño concéntrico del que uno despierta cuando se muere.
Por eso, como yo digo siempre, la mujer, si no anda el amor de por medio, que no le dé a un hombre ni l a extremaunción, porque si no, el hombre se cree con derecho a todo.
Ay, señor, como yo digo: la gente instruida es tan mala como la ignorante, sólo que con más argumentos.
¡Ella, acostumbrada a tantos lujos! ¿Quién soy yo? Un pobre pintor, un don nadie que en maldita la hora posó los ojos tan alto.
La experiencia me ha enseñado que el amor entre un hombre y una mujer, aunque sea el amor más frenético del mundo, si tiene que vivir a costa de los otros amores, si tiene que chuparles la savia a los otros amores, termina por enfermarse.