PUNTO FINAL

Leer a Barón Biza es como ser invitado a la inquietante casona de un vecino que vive solo, "para beber y hablar de literatura"...y terminar escuchando una terrible confesión . Trasponer la puerta de esta obra me brindó, al principio, una ligera decepción: tiende a repetirse y a tocar temas recurrentes. Sus aventuras amorosas, sus viajes, su desenfreno, y su soberbia, encarnadas en un alter ego lanzado en espiral hacia la noche y el olvido. El autor era un hombre de una personalidad sombría y rasgos casi psicopáticos, un bon vivant megalómano y narcisista hasta lo criminal. Y la cuestión aquí es que su obra gravita excesivamente en una necesidad tácita de redención: millonario despreciando la riqueza, promiscuo pero misógino y moralista, en algunos casos hasta llegar al mesianismo. El problema es que Barón, depende lo que hubiese bebido la noche anterior, era ese mismo mesías o el más común de los mortales. No era ninguno de los dos: era un hombre triste y solitario que resultó siendo una influencia letal para su familia. No es ésta su obra más notable, recomiendo en cambio "Todo estaba sucio" y "El derecho de matar" también veladamente autobiográficos pero de una prosa mas directa y menos pretenciosa . A quien interese, la biografía del autor "El escritor maldito" (C. de la Sota) y el documental "Agosto final" (gratis en Cine.ar) arrojan algo de luz para comprender mejor al hombre y su obra.