Alberto García Ulecia (Morón, 1932-Sevilla, 2003), es uno de los más grandes poetas de la segunda generación de postguerra. Desde 1964, año de su primer libro, hasta el 2002 en el que publicó El fantasma de Tübingen, su poesía se fue depurando hacia la claridad formal y el contenido ético. Sus versos, de estirpe machadiana, como él mismo reconoció prestan especial atención la emoción sencilla de la contemplación paisajística.Pero no es sólo eso. Su amplia cultura, con raíces bien asentadas en el romanticismo alemán y la tradición poética y popular española, hace de él un poeta singular dentro de su generación.