Sinopsis de PASAR AL ACTO

El haber llegado yo a ser filósofo en acto, si es que esto ha tenido lugar, y yo creo, claro, que esto ha ocurrido, fue el efecto de una anamnesis producida por una situación objetiva dentro del curso accidental de mi existencia. El accidente consiste en cinco años de encarcelamiento que pasé en la prisión de Saint-Michel de Toulouse y después en el centro de detención de Muret, entre 1978 y 1983 –años evidentemente precedidos por un paso al acto, es decir, por una trasgresión.Ahora bien, fueron cinco años de práctica filosófica, de fenomenología experimental, y de traspasar los límites de la fenomenología tras ese “paso al acto” que no tenía en sí nada de estrictamente filosófico. Uno debe siempre estar preparado a filosofar a muerte, como hacía Sócrates, y filosofar en el morir que es una vida; pero “una vida” que aquí quiere decir una existencia y una facticidad, es decir, una accidentalidad. Por ejemplo, la condena a muerte de Sócrates es un accidente necesario, que Sócrates hace que sea así. La vocación filosófica, si es que la hay, se da, como en el caso de Proust, en el futuro anterior de un después, como resistencia del después. El después atraviesa y estructura lo que esos cinco años de prisión fueron para mí –pero también los veinte que le siguieron, y que me han conducido hoy ante ustedes como ante la ley.

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