Sinopsis de NUESTRA PIEL MUERTA

«¿Cómo se denomina al que regresa?», se pregunta Lucas cuando vuelve a su casa, donde ahora viven dos desconocidos: Felisberto y Eloy. El regreso es una larga conversación con su padre muerto, un reproche, una invocación, una súplica. Su madre fue enviada lejos hace ya tiempo y en el jardín que tanto amaba ahora solo crece la mala hierba. Ellos están ahí, viven con Sarai, Noah y Mara, las mujeres que lo criaron y que ahora, como todo lo que está dentro de la casa, les pertenecen. Contra su voluntad, Lucas se convierte en el testigo del derrumbe de lo que un día fue el pilar y refugio de su infancia: los cimientos y las paredes se desmoronan, los rincones acumulan podredumbre, la oscuridad todo lo cubre Pero es esa oscuridad la que conduce a Lucas hacia el mundo subterráneo que ha sobrevivido a la invasión: el mundo de los insectos. Nuestra piel muerta explora ese mundo ínfimo, más perfecto que el humano y más sagrado que Dios, y para ello se sirve de un acusado tono lírico y una estructura que va atando los recuerdos del protagonista con el momento presente como si de una telaraña se tratase, en cuyo centro se encuentran preguntas y reflexiones sobre el mal, la enfermedad, la muerte y la locura. ¿Llama la descomposición a la vida o al fin de esta? ¿Dónde se encuentra lo divino? ¿El milagro es la cordura o la enajenación?

2 reseñas sobre el libro NUESTRA PIEL MUERTA

Una inquietante novela que, a través de metáforas y simbolismos, cuenta la desintegración de una familia. Sin un marco espaciotemporal preciso y monólogo mediante, el protagonista empieza a narrar cuándo empezó la metamorfosis de su núcleo filial, qué fue lo que contaminó ese medio ambiente afectivo y cómo se fue degradando lentamente al calor de la violencia, hasta llegar a un punto en que la vida, para él, solo se nutre de un fermento de rencor y venganza. Humanos, animales y plantas. Seres vivos cuyos ciclos vitales están regidos por las leyes de la biología. Hasta que alguien, o algo, las alteran y la naturaleza deja de ser buena y generosa. Y nace el mal. Y el hombre se vuelve en contra del hombre. Muy buena!


Narrado en una segunda persona que le habla al padre muerto, este libro cuenta en dos tiempos la historia de la ruina de una casona y de la familia a la que le pertenecía.De niño, Lucas desarrolla una sensibilidad especial para los insectos: los observa con interés y hasta con cariño, llegando incluso a llorar cuando matan una hormiga en su presencia. También mira las plantas con una atención que aprende de su madre, una mujer que se sabe fuera de lugar, que se interesa por la botánica y da forma a un hermoso jardín. Un jardín que se verá destruido tras la misteriosa llegada de dos hombres enormes y brutales, que el padre de Lucas recibe en su casa.Ya adulto, Lucas regresa a la casona que le ha sido arrebatada a su familia por esos dos extranjeros. Su padre está muerto, enterrado en lo que fue el jardín de la madre; mientras ella ha sido internada en una casa de locos. Lucas sabe que le han quitado todo. Lo único que le queda son los insectos.Con una prosa de belleza insólita, en la que tienen cabida la ternura y la rabia, García Freire cuenta una historia en la que, por momentos, los límites de la realidad se desdibujan sin perderse del todo.


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