Las islas que rodean Colonia, manchas difusas desde la costa, despiertan toda clase de fantasías en niños y adultos. La del tesoro del pirata Molina ocupa un lugar especial. Martín y sus amigos tienen la posibilidad de visitar, durante varios días, dos de esas islas. Disfrutan del paisaje, de la playa, de los juegos, de las bromas entre ellos, de la libertad, de la búsqueda de soluciones para comer y dormir tranquilos. Y afrontar la vida agreste, el temor ante ruidos extraños y serpenteantes reptiles, las agresiones de insectos diversos, la presencia de seres humanos inesperados... mientras sueñan con los antiguos piratas y el tesoro de Molina