Una colección de pensamientos -dice el autor- debe ser una farmacia donde se encuentra remedio para todos los males. Los mil pensamientos que ofrece esta obra se estructuran en cuatro partes, a modo de los puntos cardinales de una brújula: norte (la contemplación). sur (la vocación), este (la estética) y oeste (el tetimonio). El objetivo de cada pensamiento es iluminar la vida para fomentar la mirada interior que nos ayude a descubrir nuestra vocación desarrollando al mismo tiempo nuestra mirada estética, nuestra responsabilidad ética y nuestra dimensión contemplativa.