Nada hacía presagiar que Brett Anderson ―nacido en la depauperada ciudad dormitorio de Haywards Heath, entre Londres y Brighton, en el seno de una familia humilde― se convertiría en una de las voces más carismáticas del pop británico de los noventa y en una estrella internacional. En Mañanas negras como el carbón, el cantante de Suede relata sus años de infancia y juventud, entre descampados herrumbrosos y las crueles rivalidades de la adolescencia, entre un padre excéntrico y a veces colérico que aborrecía la música pop, y una madre con temperamento artístico que aceptaba con resignación y melancolía su matrimonio sin amor. Con un estilo elegante, lírico y descarnado, Anderson revive su temprana pasión por la música, que lo llevaría a formar una primigenia versión de lo que sería Suede con Bernard Butler ―uno de los mejores guitarristas de su generación― y la que fue su primer gran amor y futura líder de Elastica, Justine Frischmann. Con esta mantendría un apasionado y tierno romance cuya ruptura dejó a Anderson destrozado y consumido por los celos, lo que daría lugar a las canciones libérrimas, descaradas e intensas del célebre álbum de debut del grupo, que marcó una época con hits como «The Drowners», «Metal Mickey», «Animal Nitrate» o «So Young».
Brett Anderson nos muestra que no solamente es excelente letrista sino también muy buen escritor. En esta primera parte de su biografía, nos muestra su vida desde pequeño en Inglaterra y las dificultades económicas que atravesaba el país en la década de los '70/'80. Allí podemos dar cuenta de la evolución de sus gustos musicales y las influencias que lo llevaron a conformar la famosa banda Suede. También podremos ver, las dificultades que tuvo para alcanzar el éxito y los excesos de aquél mundo suburbano en el que se encontraba sumergido. Si sos fanático de Suede y la música británica de los '90s te va a encantar.