Una mañana el ángel Ángel llegó tarde a la escuela. Su profesora le dijo que todos sus compañeros se habían ido a pintar planetas con lápices de colores. Cuando Ángel fue a buscar los suyos para pintar el planeta que le correspondía, se encontró con que sólo quedaba un lápiz azul y rojo. Mezcló los dos colores para pintar las montañas de morado y los árboles los pintó de rojo y azul. La profesora estaba muy enfadada. Ángel se fue a buscar un lápiz amarillo por el cielo. El sol convirtió uno de sus rayos en lápiz y se lo dio a Ángel. Por fin, mezclando los tres colores, pudo pintar las hojas de verde y los troncos y las ramas de marrón.