Todo lo real surge y sucede en el fino cerco del límite; allí, en esa tierra de nadie, el ser humano toma conciencia de su propia existencia y de la existencia en general. Una experiencia de la que se desconoce el origen y las causas y que está constantemente amenaza por todo lo que se despliega más allá de la frontera de sí mismo. Y es esa cualidad fronteriza la que determina la condición humana.