El libro que nos ofrece Gende es polisémico: no solamente es una presentación de la teoría de Paul Ricoeur, sino una aplicación de la misma a la resolución de arduos problemas de la hermenéutica filosófica relacionados con “el conflicto de las interpretaciones”. ¿Qué hacer cuando dos o más interpretaciones se muestran como rivales irreductibles? ¿Hemos de decir que todas son verdaderas, o hay criterios para decidir si unas lo son y otras no? ¿Cómo evitar aquí el reduccionismo pero sin caer en el “irreduccionismo” de la fragmentación irreductible e inconmensurable? Gende busca claridad para nuestra disciplina, en medio de un piélago de ambigüedades en el que se mueve, como un barco que amenaza encallar o decididamente hundirse. Para evitar el naufragio, hay que tener el valor de superar las posiciones relativistas al uso y buscar un faro que nos guíe en el oscuro y tormentoso mar. Una de estas guías es la obra de Ricoeur.