En este poemario, Cristina Peri Rossi pasea su mirada por diversas obras maestras de la pintura. Nos dice, en el prólogo, Pere Gimferrer: La belleza de los textos es aquí turbadora ante todo. Tenemos la sensación de hallarnos ante alguien que relata vívidamente historias, como un narrador andariego o un juglar; pero estas historias, aunque contengan belleza e ironía, no se proponen meramente resultar gratas o placenteras.