LAS CAMARAS DEL HORROR DE JULES DE GRANDIN

Para los que no lo han escuchado antes, Seabury Quinn fue una celebridad del género de horror y de la literatura pulp de la primera mitad del siglo XX, llegando a ser el escritor más popular de la conocida revista Weird Tales, que le publicó 159 relatos, de los cuales 92 fueron protagonizados por el médico francés Jules de Grandin, anatomista y fisiólogo, quien aborda cada caso con la rigurosidad del más escrupuloso científico, aunque se trate del más extraño y anormal de los eventos. En los relatos varias veces Quinn pone en la boca del protagonista que no existe nada en este mundo o fuera de él que pueda ser catalogado como sobrenatural. Su inseparable compañero de aventuras es el doctor Trowbridge, el narrador de los relatos, que no cesa en su asombro ante los vastos conocimientos de Jules de Grandin en las ciencias ocultas, producto de sus numerosos viajes por los parajes más recónditos del planeta. De hecho, el propio Quinn fue más que conocedor de estos temas, un erudito, de quien se dice superaba en conocimientos acerca de lo sobrenatural a los demás escritores de su tiempo, incluyendo al propio Lovecraft. Los relatos no son tan macabros como podría suponerse de entrada, aunque la mayoría de ellos presentan elementos y un desarrollo interesante, Quinn prefiere sugerir el horror antes que mostrarlo. La rigurosidad y el gran acervo de conocimientos del protagonista lo mueven a uno a creer que el autor se decantará por una salida lógica y racional, con una base científica, como se estilaba ya en ciertos autores de la época, pero por lo general prefiere adentrarse en el territorio de lo fantástico, usualmente más comprensible para sus lectores, e involucra ciertos elementos como la hipnosis, las técnicas forenses o el magnetismo y los mezcla con posesiones demoníacas, duendes o fantasmas, resultando unos textos ciertamente entretenidos. Finalmente, el paralelo entre los protagonistas con Sherlock Holmes y su ayudante Watson es evidente, y un lector que conozca la obra de Conan Doyle seguramente encontrará algunos huevos de pascua en la lectura.