LA VIDA ES UN SUPERMERCADO

LUIS PUCHOL

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Sinopsis de LA VIDA ES UN SUPERMERCADO

Dos jóvenes antiguos alumnos de EKADE, un chico y una chica, Pedro y Cristina, se encuentran casualmente en la jornada de inauguración del Master en Administración y Dirección de Empresas de la Escuela Internacional de Negocios. En el acto de apertura del curso descubren en la presidencia del acto a un antiguo profesor, el Luigi.En el discurso inaugural el Luigi menciona lo que él denomina La Gran Metáfora, que básicamente consiste en asemejar la compra en el supermercado a la vida misma.* Vivir es semejante a realizar la compra en el supermercado. En el supermercado se coge el carrito, se deambula por los pasillos, se contemplan los productos expuestos en el lineal, se sucumbe acaso a la llamada de las ofertas, se introducen los productos en el carrito, finalmente se pasa por la caja donde se paga, nos ayudan a meter lo adquirido en bolsas, y nos vamos a nuestra casa.* Durante el tiempo en que caminamos por los pasillos mirando articulas, comparando precios y calidades e introduciendo los productos en el carro, nadie nos coarta, somos libres para tomar o rechazar; incluso para tomar y arrepentimos de nuestra decisión, volviendo a dejar el articulo en el lineal. Pero eso sí, al salir hay que pagar, y si la compra ha sido mayor de lo que nos podemos permitir, nuestra cartera puede quedar seriamente afectada, y si no se lleva suficiente dinero, o la tarjeta de crédito no tiene saldo suficiente, tenemos que sufrir la pequeña vergüenza de dejar en la caja parte de lo adquirido, ante las miradas irónicas de las personas que aguardan en la cola.* En la vida somos libres para meter en un carrito virtual todo lo que queramos, pero los artículos aquí son un poco diferentes: podemos meter una gran cantidad de trabajo y triunfo profesional, pero si hacemos esto probablemente estemos descuidando a nuestra familia, a nuestros amigos, a nuestra salud, a nuestras aficiones.* Podemos hacerla así, pero cuando pasemos por caja, muchos años más tarde, nos daremos cuenta de que hemos pagado ya nuestra cuenta. Quizás hayamos perdido los mejores años de la infancia de nuestros hijos, o tal vez las comidas frecuentes fuera de casa los almuerzos de negocios y los hábitos sedentarios nos hayan estropeado la salud... y la línea, y hay que ver lo difícil y lo duro que puede resultar perder veinte kilos de más! * Otros, desde muy jóvenes meten en el carrito diversión; salidas casi diarias con los amigos a la discoteca, pasados de copas, y quizás de algo más, descuidando inevitablemente los estudios y las actividades de formación general. Años más tarde, probablemente tenga que aceptar un trabajo de no mucho relieve, si es que lo encuentran. Pero eso sí, qué bien lo pasamos mientras éramos jóvenes y los padres nos mantenían!

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