Doce mil kilómetros de caminos y senderos, a pie por la mítica y legendaria ruta de la seda, ésta es la marcha que Bernard Ollivier, a los 62 años, tiene la firme intención de realizar. Bernard viaja solo, a pie con su mochila y con un poco de dinero en el bolsillo, lo justo para no ser tentación de los ladrones. A menudo avanza por senderos que no aparecen en ningún mapa, fiándose de las indicaciones de los lugareños y sin saber bajo que techo (si es que lo hay) dormirá la próxima noche. En el primer volumen de esta ruta Bernard nos narra la difícil travesía de la meseta de Anatolia. Desde Estambul hasta pocos kilómetros antes de Irán.