EL INFINITO Siempre cara me fuiste, yerma cumbre, y esta espesura, que a los ojos roba tanta parte del último horizonte. Sentado aquí y mirando, interminables espacios a lo lejos, sobrehumanos silencios y una calma profundísima en el pensar me finjo; y poco falta para que tiemble el corazón. Y oyendo silbar el viento entre las frondas, voy comparando esta voz a aquel silencio infinito; en lo eterno pienso entonces, en la muerta estación y en la presente, viviente y rumorosa. Y así en esta inmensidad se anega el pensar mío, y el naufragar me es dulce en este mar. .........