El juego del lenguaje —que podemos advertir gracias al enorme trabajo de traducción— me recuerda ala forma de narrar de Haroldo Conti. Situaciones narrativas sin verbo; puro uso de la palabra mediante el ejercicio de despoblar el verbo de adjetivos, logrando un cuerpo sólido discursivo en el que la situación fluye, como el río de la novela. Fuera del —esencial— análisis lingüístico, ésta es una novela poética. El estilo despojado con el que la autora se refiere a los diferentes hechos, los colores, los cambios de voz del narrador. La técnica del discurso interior libre es una de las mejores que haya experimentado hasta ahora.