Una embarcación pirata navega, inadvertidamente, en el golfo de México. Es época de huracanes y los monstruos marinos andan sueltos. El más terrible de todos ellos, Fantasmagua, emerge de pronto y, en apenas un instante, hunde el navío. Sólo Ismael sobrevive al naufragio, asido a un ataúd que lo conduce hasta un pequeño poblado en la playa. Allí, en Miramar, la magia no cesa. Rescatado por la niña Claudia y su padre Jaime, el náufrago pronto advierte que el pueblo se encuentra inmerso en algún tipo de embrujo. Misteriosa es la vida de la familia que lo recoge, desgarrada entre la feliz imaginación de Claudia y la alcóholica violencia de Jaime, un frustrado caricaturista. Misterioso, también, el puerto, habitado por creencias yorubas, mendigos geniales, sirenas poco míticas y hasta por un rey feo. Misterioso es el propio Ismael, mudo sobre su pasado y provisto de algunos poderes inexplicables. El secreto mayor es otro: en su naufragio hirió al mítico monstruo y éste volverá para cobrar venganza. Es sólo cuestión de tiempo.