Nombrada por la reina María Antonieta, Rose Bertin fue la responsable de vestir a damas, cortesanas y reinas de las monarquías europeas durante el reinado de Luis XVI. Sus trajes convirtieron París en la capital de la moda y la que había sido sólo humilde costurera, vivió su gran esplendor sin saber que el brillo de sus tules se había convertido en símbolo de un mundo a punto de extinguirse para siempre.