En el marco de las repercusiones que el tratado de Madrid (1750) tuvo sobre las misiones que la Compañía de Jesús tenía en América del Sur , donde las monarquías española y portuguesa litigaban por el dominio de la selva y la población guaraní, el jesuita padre Gabriel funda la misión de San Carlos cerca de las cataratas de Iguazú. Estas misiones son el único refugio de los guaraníes frente a los traficantes de esclavos. Rodrigo de Mendoza es uno de esos traficantes. Los destinos de Mendoza y del padre Gabriel se unirán en defensa de los indios.
Así pues, Vuestra Santidad, ahora vuestros sacerdotes están muertos, y yo sigo vivo. Pero en verdad soy yo quien ha muerto, y ellos son los que viven, porque como ocurre siempre, el espíritu de los muertos sobrevive en la memoria de los vivos.
Vuestra Santidad, el cirujano se ve a veces obligado a cortar un miembro para salvar un cuerpo, pero en verdad nada me había anunciado la belleza y la fuerza del miembro que he venido a cercenar.