Tomás cuenta, a través de varios relatos breves, la vida y muerte de los vecinos del pueblo de Marcillo hace tiempo. Un libro que repasa la infancia en los pueblos y cómo sus vecinos entienden la vida.
Con el tema de fondo de la despoblación rural, el autor establece un paralelismo entre la muerte de algunos vecinos del pueblo protagonista (hilo conductor de los diferentes relatos) y la muerte del pueblo en sí. Magistral y agradable de leer, a pesar de hablar sobre la pérdida. El prólogo a cargo de Luis Mateo Díez y algunas de las metáforas del libro son muy acertadas. Algunas citas memorables: "No se pierde la memoria: se desordena" / "Entristece más la soledad de la muerte que la de la vida"