LA HIJA DEL MAR

Julio 2021 Rosalía de Castro, es considerada la madre de las letras gallegas por haberle dado a ésta, su lengua materna, la importancia y la entidad que merecía, desarrollando gran parte de su obra literaria, mayormente poética, en este idioma. La doble peculiaridad de La hija del Mar, escrita en prosa y en castellano, despertaron mi curiosidad. La hija del mar, escrita en clave romántica, trata sobre dos mujeres: Teresa y su hija Esperanza. Teresa es una pobre huérfana y madre soltera que un día pierde a su único hijo ahogado en el mar y los marineros de la zona para aplacar su dolor le entregan para su cuidado a una niñita rescatada de un naufragio. Ambas tienen una vida sin lujos pero feliz y tranquila, hasta que unos años después el hombre que abandonó a Teresa y del que ella sigue enamorada, regresa con una fortuna hecha gracias a la piratería y se prenda de Esperanza. En este drama , con un estilo narrativo tremendamente poético, todo huele a mar: el mar es el motor que rige la vida de las protagonistas y todo lo en ella ocurre tiene de trasfondo al mar y es que tratándose de una obra ambientada en Galicia no podía ser de otro modo. Pero esta obra, primera novela de la autora, cuya trama a momentos resulta enrevesada y confusa y que tiene algunos altibajos en su ejecución debidos probablemente su inexperiencia, guarda un auténtico tesoro en su interior: el prólogo. No hagáis como yo reconozco que he hecho en múltiples ocasiones y no lo paséis de largo porque os perderíais a una escritora tremendamente valiente, sin olvidar situarla en su realidad espacio temporal en la España de mediados del XIX, que muestra sin tapujos su admiración por mujeres que a lo largo de la historia se abrieron paso a cañonazos en una sociedad dominada por los hombres y reclama el derecho de la mujer a recibir una educación en igualdad de condiciones con los hombres, reivindicando con cierta ironía que las mujeres escritoras recibieran el mismo reconocimiento que sus colegas varones. Increíble pero cierto. He descubierto en esta obra una Rosalía de Castro valiente y muy humana, una mujer fuera de lo común para su época que con gran arrojo se erige en portavoz de las mujeres a la hora de reclamar unos derechos que sin discusión alguna al respecto era de justicia que tuvieran. Una grata experiencia lectora.

Era una mañana de pesca. Mujeres y hombres se arremolinaban a orillas del mar pendientes del sustento diario. Ese día, sin embargo, los marineros no se ocuparon de echar las redes sino de acunar y calentar al bebé más hermoso que todos hubieran visto y que hallaron sobre unas rocas de la Costa da Morte gallega. Todos querían acoger al pequeño ángel y decidieron echarlo a suertes. La agraciada fue Teresa una joven madre a quien su marido había abandonado y que aceptó con orgullo y felicidad el regalo del océano. A la vez que recibía el espléndido presente, un golpe de mar le arrebataba a su hijito de tres años y lo engullía para siempre. Teresa la llamó Esperanza y la crió y amó como si de sus entrañas hubiera nacido pero nunca olvidó al hijo de su carne y todos los años en el aniversario de su muerte Teresa sentía que la locura se apoderaba de ella y el mar la llamaba. En el décimo segundo aniversario quiso ceder a la tentación… y se encontró con Alberto Ansot, el marido que la abandonó y que venía, rico y poderoso, tras una vida como pirata, a reclamarla. Pero, entonces, Alberto conoció a Esperanza y sus instintos más viles despertaron… Ésta fue la primera novela de Rosalía de Castro, escritora española del Romanticismo de la que conocía sólo su poesía. Ha sido un placer leerla en esta obra de una sensibilidad y tristeza infinitas, con cierto toque reivindicativo hacía el limitado papel de la mujer en la época. Las descripciones de los paisajes son sublimes, el fatalismo con que, especialmente, las mujeres que aparecen en el relato se enfrentan es devastador. No hay felicidad para ellas, lo que podía ser un brillante y venturoso futuro se tuerce en manos del déspota Ansot y cualquier intento de luchar contra el destino es vano. Me conmovió conocer que este relato tiene muchas pinceladas autobiográficas pues Rosalía fue, también, hija natural. Sin duda, una vida y una obra que representa el más puro Romanticismo.