LA GUERRA DE LOS BOTONES

"¡Y pensar que cuando seamos mayores a lo mejor somos tan tontos como ellos!" Edad dificil la que va de los 10 a los 13 años. Época de cambios y crecimiento, de revelarse contra los mayores. Pero a la vez un momento de la vida que se recuerda con alegría y felicidad. Los primeros amigos, los movimientos en manada, los primeros y torpes acercamientos al amor. El pertenecer a un grupo hace que te conviertas en enemigo de otros. En mi caso, yo estaba en 7ºA y competíamos y peleábamos con los de 7ºB. Más de una vez un simple partido de fútbol teminaba a los golpes de puño e insultos. Defendíamos la camiseta con valor. En el caso del libro de Pergaud, los chicos del pueblo de Longeverne se odian a muerte con los del pueblo vecino Velrans. Lo que comienza con insultos y algunos enfrentamientos deriva en una verdadera guerra a pedradas y palazos. Dice la leyenda que la enemistad existió desde siempre y estos chicos están dispuestos a todo para defender a su pueblo. Se despliegan por el campo de batalla, arman numerosas estrategias, toman prisioneros y van conformando su botín de guerra: les quitan todos los botones, cordones, cintos y los devuelven así semidesnudos. Algunas veces toca ganar, otra perder. Algunas escenas son casi escalofriantes, sobre todo en su accionar con los prisioneros, no faltan golpes con varas, orinadas, escupitajos y demás formas de humillación. Al mismo tiempo tienen que ocultar su accionar y el botín de los adultos, aquí otra guerra. Guerra a la escuela, que actúa más como centro de adoctrinamiento que lugar de enseñanaza, y los padres, los cuales no ahorran en verdaderas palizas. Lo mismo ocurre con la iglesia. Los chicos entienden de la hipocrecía de los adultos, ya que conocen todos sus secretos. Esta novela contada a un ritmo aceleradísimo se abre a una segunda lectura. Habla de la pobreza en la que se vivía, donde un simple botón se convertía en un verdadero tesoro al que había que cuidar, la violencia en todos los sentidos, la camaradería, el honor, la amistad. El clima de pre guerra se siente en el ambiente. Algo sucede con los adultos cuando recuerdan esa edad, una sonrisa se dibuja en el rostro. Será por eso que esta novela resulta tan entrañable, nos transporta a un tiempo donde lo más importante era vagar con los amigos, gastar bromas y divertirse. Un momento de la vida sin tantas obligaciones, donde todo causaba asombro, y había tanto por descubrir.