LA GATA

Empecé a leer este libro con un poco de escepticismo, pero enseguida me enganché y llegué al punto de retrasar dos minutos una clase por zoom porque no podía parar de leer. El argumento es minimalista: Alain y Camille son jóvenes, son novios hace bastante tiempo y quieren casarse porque… ¿Por qué no? Se casan y pronto aparecen los roces por una tercera en discordia: Saha, una gata, la mascota de Alain. No pasa mucho más, el lector se limita a ser testigo de la relación de amor desmedido entre gata y amo, la relación de incomodidad entre esposo y esposa y la relación de celos entre esposa y gata. La autora es una maestra de la sutileza. Todo grita, silenciosamente, sensualidad y voluptuosidad: la presencia de una Saha negra azulada, la figura de Camille, el calor bochornoso de julio, el paisaje del jardín de la casa donde Alain pasó su infancia y adolescencia. Además, la gata es el último vestigio de una época que Alain aún no está listo para abandonar. Es muy interesante el uso del espacio que hace la autora: la casa de la infancia de Alain es un territorio que pertenece a Saha; el departamento donde se instalan luego de la boda, a Camille. Esto ayuda a remarcar mucho más los límites y las fronteras entre los personajes. Porque esta novela parece narrar una guerra en la que se disputan territorios o, más bien, corazones.