La chica es conducida hasta un pequeño pueblo portuario inglés, donde se encuentra con un grupo de puritanos con los que viajará al Nuevo Mundo. El viaje en barco es largo y duro, con temibles tormentas y enfermedades que asolan a la tripulación. Entre el grupo de puritanos que viaja con ella, están Martha Everdale, que la protege de los peligros en todo momento, y el reverendo Elias Cornwell. Mary se lleva bien con algunos de ellos, pero debe impedir por todos los medios que se enteren de su secreto: no es como las demás chicas de su edad y su comportamiento no se adecua a los ideales puritanos, por lo que también podría ser acusada de brujería.