A simple vista la sangre aparece como un líquido homogéneeo de color rojo. Observada con el miscroscopio, se descubren los glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas inmersos en un líquido denominado plasma, que contiene numerosas proteínas. De la variedad del contenido genético nacen los diversos grupos sanguíneos. Saber a cuál de ellos pertenecemos permite escoger la alimentación que más conviene a nuestra salud y conseguir un correcto equilibrio biológico.