Durante el primer tercio del siglo XX y, de modo especial, a partir de 1918, tuvo lugar en toda Europa un cambio sustancial del lenguaje y del discurso político. Fue una innovación que afectó tanto al pensamiento de la derecha como al de la izquierda. Radicalizaciones sociales y semánticas confluyeron en un proceso que, en el campo conservador, tuvo como uno de sus ejes iniciales el nacionalismo cultural y político.