El poemario se publicó en 1935. Sigue la línea de los anteriores en cuanto al deseo de la libertad, el movimiento y un cierto misticismo. Sin embargo, Karin Boye también nos habla de la feminidad, del misterio femenino y llena los versos de poderosos simbolismos vinculados a la flora y la lucha. En algunos aspectos, su obra puede ser comparada con la de la poetisa sueco finlandesa Edith Södergran (1892-1923).