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Sinopsis de EL VALLE FELIZ

Una estancia en el valle persa del río Lahr, es la excusa para reelaborar un texto anterior y convertirlo en el espejo de sus dramas íntimos. La de Annemarie Schwarzenbach fue una vida corta pero intensa marcada por la angustia existencial, la homosexualidad, las drogas y la búsqueda de la identidad en largos viajes por Persia y Oriente, Europa, Estados Unidos y África. La inseparable amiga de Klaus y Erika Mann, la compañera de viaje de Ella Maillart, la amiga de Malraux y la gran pasión de Carson McCullers traza en estas páginas su relato biográfico más intimista y el más osado debido a una sinceridad implacable. La vida en este valle, recreada años después, se convierte en una alegoría de la soledad, el amor y la muerte, pero también del esfuerzo por sobrevivir a pesar de verse a sí misma “perdida, apátrida, a merced del viento, del frío, del hambre… siempre sola, empujada hasta el mismo borde del abismo”. El recuerdo de lo vivido en este lugar, donde parecen acabar todos los caminos, será también un acicate para renacer y extraer de la memoria y las experiencias pasadas nueva energía para seguir adelante.

1 reseñas sobre el libro EL VALLE FELIZ

Es muy curioso, que leyendo “El valle feliz” en el avión, que me dirige hacia Chipre, encuentro que Annemarie también pasó por Chipre en sus viajes hacia Oriente. Increíble. Es un texto recreado años después de sus viajes, y por lo tanto, son recuerdos de los momentos que vivió en el valle persa del río Lahr, situado a bastante altura sobre el nivel del mar Caspio y a unos 40 Kilómetros de Teherán. Desde allí, la escritora nos da la oportunidad de conocer su intimidad. El valle feliz es una especie de huida y también un encuentro, es la eterna búsqueda de su identidad. Un período doloroso y de profundo desgarro en un tono confesional de sus angustias y tormentos psíquicos y también físicos. Comenta su soledad en el desierto, que es precisamente, el escenario simbólico de la más absoluta soledad. Nos comparte la tristeza que supone la búsqueda incansable de su identidad, de la esclavitud de “la magia negra” como ella llama a la droga, a la morfina, de la que no puede liberarse. También de su amor perdido y trágico por Yalé, hija del embajador turco, de la que se enamoró platónicamente, estaba enferma y murió al poco tiempo, y de todo ello, se refugia, abrazando la nostalgia y cuyo único consuelo es la belleza. Nos presenta una segunda voz con episodios febriles y delirantes y vierte lágrimas en el desierto, mientras pasa auténtica sed. Le queda su propia prosa poética para seguir luchando contra su aliento. Es un libro de viajes, muy diferente, en el que plasma un relato intimista y sincero y en el que hacia el final del libro se interpela a sí misma, cuando no sabe cómo ponerle fin, porque el libro sucede en el tiempo de la memoria. Es una sucesión permanente de sensaciones y de emociones. Un libro que nos da la oportunidad de conocer el mundo interior de la autora así como conocer que el valle del Lahr, coincide con su realidad interna. Pues es allí donde descubre el abandono, el silencio, el vacío. Y, solitaria y alienada, solo encuentra las fuerzas para sobrevivir en la escritura. Una cita: “ Estoy llorando… y nadie me escucha ¿es esta la terrible inutilidad de cualquier rebelión?”.