¿Podemos, en esta encrucijada, seguir jugando todavía? Inevitablemente, puesto que el juego de la historia no se detiene. Y nuestra única posibilidad de participar en el juego es incrustarnos entre esas dos alarmas (la alarma del tipógrafo, la alarma del marxismo) para intentar "historizar" -de manera radical, repetimos- la "naturaleza humana" de los relatos de Christie, para intentar mostrar -modestamente y en la medida de nuestras posibilidades- la "naturaleza histórica" de su "naturaleza humana".