El conde Drácula, ese terrible vampiro transilvano que antes daba miedo sólo con nombrarlo, está en horas bajas. Su castillo se ha convertido en una ruina y él se pasa la vida chupando... televisión. ¡Pero es en blanco y negro y no lo puede soportar más! Necesita dinero, urgentemente, para restaurar su castillo y comprarse una tele en color. De repente, a su criado, el lúgubre y siniestro Boris Plotkin, se le ocurre una idea genial para salir del bache y hacerse ricos... je, je, je, y famosos..., ¡JA, JA, JA, JA!