Una joven viuda, un catedrático desaparecido, un hijo problemático que necesita encontrarlo y en el medio, la Iglesia, una productora de cine porno, dos monjas que actúan como una especie de agentes secretos y eternos coloquios entre un profesor de semiología y un sacerdote sobre por qué el ser humano consume pornografía. Interesante novela que te hace reflexionar, pero también reírte con el particular humor negro de su autora, a quien tengo el gusto de conocer. Una lectura distinta. Me gustó!