EL MUCHACHO PERONISTA

MARCELO FIGUERAS

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Sinopsis de EL MUCHACHO PERONISTA

1 reseñas sobre el libro EL MUCHACHO PERONISTA

Si la incertidumbre no les va, esta novela no es para ustedes. Arrancando por el título y la tapa, que nada tienen que ver con el relato. O, sí. Es la primera novela escrita por Figueras, y contiene los rasgos de su estilo en estado germinal: investigación de datos certeros, personajes -reales y de ficción- que se entreveran con esas realidades relevadas y toda una trama de ficción que se ubica en esas realidades. Aquí, Roberto Hilaire Calabet, un nene del barrio de Flores/Floresta (recuerden este dato, será relevante al cerrar el relato), aburrido de su vida familiar, en la tarde del 1° de enero de 1938 se escapa de su casa (de la casa de su hermana, en realidad, que fue donde estaban pasando la fiesta de Año Nuevo), se sube a un tren de carga y, de aquí en más, su vida se transformará: se encontrará con Enrique Tardewski, que resulta ser un cafiolo prófugo, quien lo secuestra -o algo parecido-. Este nene es algo mentiroso, y le propone al mafioso dar un golpe del que pueden hacerse con mucho dinero. A partir de ese “acuerdo”, se inicia un raid delictivo que en dos días, entre otras muertes, se carga al Coronel Juan Domingo Perón, en un prostíbulo de Junín, en la provincia de Buenos Aires. Sí, un nene de doce años mata a Perón, y con la pistola Mauser del propio Coronel. Con esta muerte, entra en escena el tercer personaje de la novela: Aurelia “Potota” Tizón, la esposa del Coronel Perón, que va a buscar el cadáver de su marido. Sí, así de delirante, y mucho más, porque en el medio, se suma Noe Trauman, el Presidente de la Zwi MIgdal/Varsovia, la red de trata de personas de principios del siglo XX. Y, todavía más: a lo largo del relato, nuestro pequeño Enrique tiene “visiones”, y al volver a su casa, toma una decisión fundamental que, a casi treinta años de publicado el libro, y teniendo en cuenta su barrio de origen, podríamos tomarla como una “profecía”. Como buen relato perteneciente a “la nueva narrativa argentina” de los ‘90, esta sucesión de ucronías encadenadas nos tiene en vilo desde la primera hasta la última palabra. “Lo que intentaba hacer era algo así como El juguete rabioso reescrito por Philip K. Dick”, nos explica Figueras. Puedo asegurarles que lo consiguió.


FRASES DEL LIBRO EL MUCHACHO PERONISTA

"Julien llevaba las de perder, pero igual disparó ... al aire y les hizo saber que la tierra era suya. Ellos respondieron con una complicada fórmula en la que ... se decía, entre otras cosas, que Alá es Dios y Mahoma su profeta, pero que podría reducirse a lo siguiente: minga."


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" -¿Tenés frío?. A Potota se le escapo una carcajada nerviosa. ¿Frío? Qué disparate! iHiervo, Perón! -No -contestó púdicamente- al contrario."


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"Yo quería un escuadrón policial entero, armado hasta los dientes, un equivalente provinciano del Séptimo de Caballería. No a Potota. Con su vestidito a lunares. Con su armónica. Con su cartera llena de algodón para contener hemorragias."


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""Es como prepararme toda la vida para actuar en una emergencia que no llegará nunca. ¿Para qué me sirve, Potota? ¿Qué hago con toda esta energía que tengo adentro? ¿Tejer calceta?”, le decía cuando la amargura desbordaba los diques."


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"Potota caía sollozando en los brazos de mamá Tomasa ... tampoco se animaba a salir. Perón podía regresar en cualquier momento ... y qué ocurriría si ella no estaba ahí, en su puesto de combate, al pie del cañón? Perón levaría los puentes y la pesadilla se haría realidad.


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"'Yo estoy para otra cosa, Potota', decía Perón cuando la rabia lo podía. Ella ya no se animaba siquiera a tocarlo. Temía escu char de sus labios esa misma frase.' Yo estoy para otra cosa, Potota'."


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