Anthony Peardew, célebre autor de relatos que se acerca al final de sus días, ha pasado la mitad de su vida coleccionando objetos extraviados, tratando de expiar una promesa rota años atrás. Con el tiempo en su contra, decide legar su casa y todos los tesoros perdidos a su asistente, Laura, la única persona en quien confía que cumplirá su promesa y reunirá los cientos de cachivaches con sus legítimos dueños. El último deseo de este guardián de objetos perdidos desencadena una serie de encuentros afortunados que dan una segunda oportunidad a todos aquellos que creían haberse extraviado.
Hermoso. Un escritor retirado tiene una peculiar tarea: rescatar los objetos perdidos que se encuentra por la calle. Su asistente personal es una mujer con un difícil pasado a cuestas. La bondad y agradecimiento del escritor hacia esta mujer, asi como la amistad de una joven con síndrome de Down y un fantasma un tanto molesto hacen reir y enternecer el corazón del lector.
Un hermosos libro por fuera y por dentro que combina una historia principal con otra secundaria en un contrapunto temporal con al rededor de 15 emotivos relatos relacionados con los objetos perdidos. Encontrarán una abundancia de ocurrencias muy divertidas, frases ingeniosas que darán un aire familiar entre las historias, en contraste con momentos dolorosos llenos de nostalgia y otros que rayan en lo sobre natural; la autora lleva al lector de la mano por un sube y baja de emociones y lo hace con muy buen ritmo. Hay dos puntos que me dejaron muy inquieta pero es una agradable lectura.