"El cura Brochero fue exclusivamente un apóstol, un ardiente evangelizador de los pobres, que hubiera mandado al diablo sus instrumentos de apostolado, sus caminos, sus ferrocarriles, sus escuelas y hasta su célebre mula Malacabra -en que anduvo miles de leguas por abruptas serranías y desiertos impresionantes-, en cuanto hubiera advertido que eso no servía a su único propósito: ganar almas para Dios." Gustavo Martínez Zubiría.