acaba de llegar a Madrid con la única compañía de su guitarra y la propuesta de realizar unas prácticas de verano en un estudio de música. La ciudad parece un lugar ideal para explorar nuevos mundos. Todo parece perfecto hasta que en su camino se cruza Asier, un futbolista profesional. Será entonces cuando se despierten en su cabeza cientos de temores. La vida de Leo se convierte ahora en una espiral de autodestrucción, oscuridad, alcohol y lujuria. Cara poro de su piel pertenece a Asier, pero no está dispuesto a entregárselo, al menos no tan fácil. Una novela inmersiva, donde los sentimientos del protagonista son tan crudos, tan reales que es imposible no empatizar con él, sumarse a su llanto, a su felicidad, a sus orgasmos.
Dos personajes Asier, y Leo. Leo como podemos ser muchos de nosotros en algún momento de nuestra vida, inseguro, y que no deja salir su yo interior para Disfrutar de lo que puede vivir con Asier. Un libro que engancha, tanto que a veces me gustaría coger a Leo, y decirle espabila miarma! Échale huevos. Sobre todo con el final de la historia. Necesito segunda parte. Ya.