¿Quién no se sentiría culpable odiando a un niño de cinco años? Emilia no puede evitar sentirse así cada miércoles por la tarde, cuando ha de recoher a William, el hijo que su marido Jack tiene de su anterior matrimonio. Un pequeño tirano, sobreprotegido y malcriado como tanto niños de clase alta de Manhattan, pero dotado además de una especial inteligencia de la que Emilia es siempre el blanco.