“Desde niña me había sentido muy atraída por mi mejor amigo, Aarón. Sin embargo, una noche, en una fiesta, entre nosotros sucedió algo que provocó su precipitada marcha y yo me quedé completamente hundida. Más tarde me dejé llevar, olvidándome de los miedos que me dominaban, y terminé manteniendo una relación con Daniel, con quien me unía un vínculo muy especial y que me aceptaba tal como era. Pero siempre que creía haber encontrado la estabilidad emocional, Aarón volvía a mi vida para ponerla patas arriba, y por más que yo intentara frenar ciertos sentimientos, cualquier desencuentro con Daniel me empujaba a los brazos prohibidos de mi mejor amigo” ...