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Sinopsis de DESARTICULACIONES
La narradora visita casi diariamente a M.L., con quien compartió una estrecha amistad y ahora padece mal de Alzheimer. A partir de esos encuentros y los fragmentos de memoria de M.L. va construyendo un relato poderosamente conmovedor sobre la desarticulación de una mente que progresivamente va borrando todo de una manera peculiar.
2 reseñas sobre el libro DESARTICULACIONES
Hay historias que actúan como manifestaciones de la ternura. Libros que se transforman en la materialización de una forma especifica de amor. Y lo son por la forma en la que abordan ciertas temáticas que, sin esa capacidad de amar y de volcar compasión en las palabras, serían simplemente historias de terror. Pero del terror real, a las adicciones, las enfermedades, la locura, la muerte, o el olvido. Un gran escritor(a) es aquel que logra arrojar luz allí a donde se teme ir, que al cerrar un libro te deja con una esperanza renovada en la humanidad, una creencia de que, incluso en donde habitan los fantasmas, se puede amar. Esta es una de esas historias que tanto me gustan. La recomiendo especialmente a aquellas personas que conocen de cerca el Alzheimer. Una historia de amor en la amistad. Un gran libro hecho de pequeños relatos. Un libro por, y contra el olvido.
Otro ejemplo de que la literatura puede ser una herramienta poderosa para transitar el dolor y convertirlo en algo hermoso.
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FRASES DEL LIBRO DESARTICULACIONES
¿Cómo dice yo el que no recuerda, cuál es el lugar de su enunciación cuando se ha destejido la memoria? (Identikit)
No quedan testigos de una parte de mi vida, la que su memoria se ha llevado consigo. Esa pérdida que podría angustiarme curiosamente me libera: no hay nadie que me corrija si me decido a inventar. (Libertad narrativa)
Dejá que por lo menos le dé un beso. La vas a despertar, no vale la pena, yo le digo que estuviste, total se olvida enseguida. Pero no es lo mismo, protesto. No, no es lo mismo. (Despedida)
Yo quiero ser dueña de mi memoria, no que ella me maneje a mí. Esta acechanza del pasado, casi constante, no solo interrumpe mi presente, literalmente lo invade. (Pasajes de memoria)
Al hablar con ella me siento —o me sentía— conectada con un pasado no del todo ilusorio. Y con un lugar: el de antes. Ahora me encuentro hablando en un vacío: ya no hay casa, no hay antes, solo cámara de ecos. (Lengua y patria)
Anoche soñé que estaba como antes, lúcida, la memoria intacta. Me contaba que había decidido regresar a la Argentina, volver a terminar su vida allí. Esto me lo decía muy serena, como quien ha tomado una decisión después de mucho pensar, hasta casi contenta. (Volver)
