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Sinopsis de DEL OTRO LADO DEL JARDÍN
Carlos Framb nunca pensó que podría publicar este libro, porque la idea era morir. Han pasadomenos de diez años desde que él y su madre decidieron poner fin a sus vidas; ella, para acabar con el sufrimiento de un sinnúmero de enfermedades que la aquejaban y, él, para acompañarla en el último viaje. Lo que nunca imaginó es que el plan inicial fallara y despertara a los tres días, con su madre muerta y él enfrentado a un juicio por asesinato. Este libro, recomendado por miles de lectores, columnistas y periodistas, es un relato verídico, que corta la respiración al leerlo y nos recuerda la belleza con la que las realidades de la vida pueden ser narradas.
4 reseñas sobre el libro DEL OTRO LADO DEL JARDÍN
Claramente toca un tema demasiado sensible. Un tema muy polémico, ni siquiera yo misma sé exactamente qué pensar y qué siento después de acabado este libro. Solo diré que fue muy duro leerlo, y que me sacó muchas lágrimas. Carlos Framb retrata la posición en la que (creo yo) nadie se pone o imagina que tendrá que ocupar alguna vez.
Cuando el amor que le tienes a tu madre es tal que te conviertes en su lazarillo y libertador! En este relato autobiográfico Carlos Framb, narra todos los sentimientos y vicisitudes por las que pasaron él y su madre, y cómo éste cansado de asistir el sufrimiento de su madre, decide acompañarla en su suicidio, sin saber que mientras ella era velada, él despertaría en un hospital con cargos de homicidio. Esta es una historia de un amor profundo y valiente, pues él comprende que cuando se ama realmente, dejar partir es lo más justo que podemos hacer con las personas que amamos.
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FRASES DEL LIBRO DEL OTRO LADO DEL JARDÍN
Habló de la carga en qué se había convertido para mí. Protesté, porque la verdad era que ella, y mi perrito Bambino, su cuidado, su amor, su compañía, eran el sentido de mi vida. Yo era todo para ellos, y ellos eran todo para mí.
Pero mi amor no podía devolverle la luz, ni las ganas de vivir, ni mitigar sus dolores, ni restituirle el sueño en las noches.
Mi madre había muerto, y —reflexiono ahora — con ese suspiro final se rompía el último eslabón genético que me vinculada con el pasado, con las generaciones humanas hasta la Eva mitocondrial, y aún más allá en el tiempo insondable hasta la Lucy africana, y aún más allá hasta lo prosimios, hasta la vasta sucesión de antepasados mamíferos, reptiles, anfibios y peces, hasta las charcas primordiales donde la molécula madre y duplicadora surgió y dio inicio a la aventura de la vida.
