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Sinopsis de DE RODILLAS, MONZÓN

Vuelve Wyoming con su libro más personal. Una vida a cien por hora, ya desde pequeñito.

3 reseñas sobre el libro DE RODILLAS, MONZÓN

En esta novela el Gran Wyoming desgrana sus recuerdos de infancia y adolescencia. Con una mirada tierna e irónica a la vez habla con absoluta sinceridad de la enfermedad de su madre, de sus años de estudiante, de ahí el título, de sus estudios de Medicina, de su corta vida laboral como médico y de sus inicios en la comedia. Muy grata lectura.


Miguel Angel Monzón, alias Gran Wyoming, nos relata su vida hasta los 17 años. De forma desenfadada, a veces cruda, y siempre con el humor irónico que le caracteriza, nos pinta un fresco de sus primeros 17 años, durante la recta final del franquismo. Nos dibuja esa España entre los 50 y los 70, donde los niños se críaban asilvestrados, a los alumnos se les podía abofetear a voluntad, la gente se santiguaba antes de poner un pie en la calle, y se expedían certificados de buena conducta. Muy entretenido.


No solo me gusta escuchar a Wyoming por su capacidad de relatar con humor tanta miseria a la que nos tienen acostumbrados últimamente, pero leer su relato sobre una España que no data de tanto tiempo atrás es muy interesante y el tono en el que cuenta las historias hace que la lectura no resulte pesada y resulte cómoda de leer.


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Calificación General: 8,3Por leer

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FRASES DEL LIBRO DE RODILLAS, MONZÓN

El conocimiento debería empezar por aquello que tenemos delante de las narices. Que alguien se encargue de hacer las cosas nos permite el lujo de desentendernos de ellas, y esa actitud nos convierte en ignorantes.


Publicado porNines65

El día que cumplí sesenta años un amigo se acercó y me dijo: Estás jodido, a partir de ahora te vas a pasar la vida señalando el paisaje y diciendo: "Todo esto era campo".


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Mucha gente se queja de la edad. Son ignorantes. La alternativa es peor.


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Como tantas mujeres y hombres a los que pilló la guerra en plena juventud, mi madre sufrió un paréntesis en su vida de varios años, los tres que duró la guerra y algo más hasta que el orden se restableció y pudo continuar sus estudios.


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Los niños vivían, como en el pueblo, en un inmenso espacio de libertad. No estaban en permanente estado de vigilancia. Podían desarrollar su imaginación y dar rienda suelta a sus instintos.


Publicado porNines65

En aquellos años sesenta todavía no se habían promulgado los derechos de los niños que entonces se limitaban a uno, el derecho a recibir palos.


Publicado porNines65