CUANDO TOMÁBAMOS CAFÉ

Ésta es la historia de Carlos, un músico que huye de los roles tradicionales y ataduras, sobretodo con su familia; pero también la de Constanza Marrtos, su amiga de la infancia que sueña con ser escritora, y la de Adela, una joven de familia influyente, enamorada de Carlos, de Margarita Martos y su sueño de ser reconocida como merece en el Ministerio, pero también de una serie de personajes que confluyen en un barrio del Madrid del 69 y los 70, confluyen en un café de barrio, lugar de reuniones políticas y tertulias literarias (de hecho aparece la gran Gloria Fuertes), teniendo como telón de fondo el polemico caso Matesa, y donde se nos muestra la realidad de una España en los últimos coletazos del franquismo y que nos muestra la labor de investigación que lleva a cabo el autor. Esta historia nos la cuenta Pepita, una chica recién llegada a la capital que entra a servir a casa de las hermanas Martos. Un personaje para mí entrañable que simboliza esas mujeres de provincias que iban a Madrid a servir, a ganarse la vida. Es nuestra pepita actual quien nos cuenta la historia que vivió, pero también se alterna un narrador en tercera persona que nos cuenta lo que pasa fuera de ese entorno más familiar de las hermanas. Tenemos unos personajes muy bien construidos, es fácil empatizar con ellos u odiarlos tremendamente (habrá que leer la historia para saber a quien corresponde cada sentimiento). Además de la política, se nos habla del ansia de persecución de sueños de todos los personajes, sean laborales, románticos, sobre ambiciones políticas, así como celos. Así mismo se aborda también el tema de la mujer por hacerse valer, por empezar a ser tenida en cuenta en una sociedad en que todavía se necesitaba de una figura masculina para todo, es por ello que también es una historia de mujeres, de su fuerza y su lucha por salir adelante. Pero también trata otros temas, pero habrá que leer el libro para averiguarlos. Por ponerle algún pero, en mi caso, y que conste que es por mis gustos literarios, habría preferido capítulos más cortos y sin tanto baile de personajes, ya que al haber tantos el autor va cambiando de uno a otro en cuestión de párrafos, intercalando los pensamientos de unos con las palabras de otros y eso a mí podía hacerse tedioso. Pero repito, se trata de una preferencia personal. Cabe resaltar, además de la perfecta construcción de personajes, sus labores de investigación ya sea de la época o políticas así como documentarse acerca de los personajes, que nos llevan a un, para mí, maravilloso epílogo. Confieso que para mí tanto el final como el epílogo fueron lo mejor. Os invito a leerla y formaros vuestra propia opinión al respecto de esta historia y todos sus personajes.