CIEN CUYES

Hace una semana, hice la reserva de este libro, recién llegado a la biblioteca digital de mi ciudad. Tenía muchas ganas de leer este último premio de Alfaguara, porque según la sinopsis trataba de ancianos y sus cuidadores. El principio es un poco lioso, hay muchos personajes que parecen no tener relación ninguna, pero en el momento en que todos los personajes se unen un una misma trama, el libro se vuelve maravillosamente absorbente. Cuando los años van poniendo dolores en un cuerpo, el miedo a la muerte parece irse poco a poco y van quedando eliminándose todas las “primeras veces”, hasta que sólo queda una. Curiosamente, me he puesto en la piel de varios de los personajes, que no son muy compatibles, y es que he ocupado el sitio de la cuidadora, que ve apagarse día a día la luz en sus ojos, pero también el de el familiar que no quiere aceptar que su abuelo, con 94 años (los cumple en septiembre), se va ir más pronto que tarde. Es egoísta de mi parte, pero no quiero pensar en el día que suba, como cada sábado, a su casa, y no le vea en su sillón viendo el futbol o leyendo su periódico. Es mucho más difícil escribir sobre la vejez, aunque sea el mejor síntoma de que nos ha ido bien en la vida, pero la mente humana no está preparada para saber que pronto dejará de existir, así que no me queda otra que aplaudir la valentía del autor. Es el primer libro que leo de él, pro si tengo la oportunidad, le seguiré en un futuro. Una lectura muy aconsejable.

Me da mucha pena ponerle 2.5 estrellas a este libro que esperé con tanta ilusión, porque a mí me encanta como escribe Gustavo Rodríguez, y porque es un orgullo nacional que un peruano sea el segundo ganador del premio Alfaguara. Curiosamente me pasó lo mismo con el primer premio Alfaguara peruano (Santiago Roncagliolo) que me encanta cómo escribe, pero la novela que le dio el premio, ummm, allí nomás. "Cien cuyes" fue juzgada como una historia tragicómica por el jurado y está calificada así en la sinopsis, pero yo no la encontré ni trágica ni cómica, más bien triste y un poco gris como es el color que caracteriza a nuestra Lima. La compré el mismo día en que salió a la venta y me he demorado un mes en terminar de leer un libro que Kindle indica que se lee en 5 horas. Montones de veces me quedé dormida, kaput, y me desperté a la mañana siguiente con el Kindle al lado. Otras tantas me indujo al sueño, cerré el libro y me fui a dormir. Nunca me sentí desesperada o ansiosa por saber que pasaba a continuación (como me sucede con los libros que me gustan) ni tampoco me dio ninguna pena terminarlo. De hecho, ayer me dije a mí misma; ya termina esta vaina que quién sabe y mejora en las dos últimas horas. Pero no. Quizá no me llama la atención porque soy limeña y nos habla de una Lima demasiado cotidiana para mí. Puede ser que este libro sea mejor recibido por personas de otros países que encuentren este paraje del mundo estrambótico, exótico, demasiado caótico o incluso obsceno por su clasismo, no lo sé. El autor mantiene una pluma correcta a lo largo de la historia. Más allá del setting (Lima, que quizá es el personaje más importante) la historia no me atrapó, me dejó un poco meh. Básicamente se trata de un ángel de la muerte, tema un poco manido. Por lo menos como está tratado en este libro, no me generó otra sensación que un poco de tristeza y un gran temor de cara a mi futura vejez, si esta llega, nunca se sabe cuándo nos podemos ir de este mundo. Pero que todos nos vamos a ir es una verdad irrefutable, que un puñado de millonarios cadáveres criogenizados quiere ignorar. Yo he leído libros y artículos de Gustavo Rodríguez que sí me han hecho pensar: este es uno de los mejores escritores peruanos contemporáneos. Pero no fue el caso con este libro.

Dijo el autor que esta novela surgió luego de pérdidas recientes en su entorno y también por la estela mortal que dejó la pandemia en su país. Y aunque está ambientada en Perú y los efectos del Covid abarcaron a todo el mundo, lo esencial de la trama podría aplicar en cualquier otro escenario. En un presente donde la ciencia y la tecnología colaboran para prolongar la vida de las personas, la sociedad aún no sabe qué hacer con los adultos mayores, y en el peor de los casos, no hace ni dice nada porque aquello que no se nombra no existe. De eso va esta historia, de quienes sí saben lo que sí y lo que no. Del libre albedrío, de negarse a la autocompasión y a la lástima ajena, de asumir los ineludibles procesos vitales, de hermanarse en la soledad, de superar las ausencias, de naturalizar la vejez, de no entregarse a designios divinos, de vivir con plenitud y morir con dignidad. A veces reflexiva, a veces divertida, a veces triste. Pero siempre conmovedora! Me gustó mucho! 3/4/23

Es un libro divertido dentro del drama de adultos mayores que se enfrentan a su condición y tratan de sobrellevar la última etapa de sus vidas hasta buscar la forma de llegar a su fin con dignidad.

Cien cuyes es una novela absorbente y muy cercana a quienes hemos tenido la oportunidad de ver partir a seres queridos ya muy mayores. El tratamiento que le da al tema es muy realista y la trama es muy directa y centrada, nos deja para el recuerdo a los Siete Magníficos y la partida determinante del ponja que acelera el sino de los personajes. Recomendada.

Cien cuyes es una novela que gira en torno a la vida de Eufrasia Vela, una trabajadora del hogar que cuida ancianos. Con la muerte de Carmen y Jack Harrison a quien cuidaba, entra a trabajar en un asilo donde conoce a los siete magníficos que se refugian en la memoria y la risa para enfrentar la vejez, los ancianos convence a Eufrasia para los ayude en un proyecto suicida, morir en un Volkswagen frente al mar. El alboroto mediático que sigue crea un conflicto burocrático entre Eufrasia y los hedereros de tío Miguelito, el líder del grupo. La novela aborda con éxito el envejecimiento y sus matices. En general, Cien cuyes parece ser la exploración interesante sobre la vida y la muerte a través de la perspectiva de una trabajadora del hogar y su relación con los ancianos que cuida.

Libro: Cien cuyes. Autor: Gustavo Rodriguez  4.5 ⭐ No conocía al autor y me llamó la atención una publicación que vi sobre este libro, Gustavo Rodriguez fue ganador del premio Alfaguara 2023 con esta obra. Es una novela que toca temas muy delicados y definitivamente controversiales, como lo son la eutanasia, la vejez, sus cuidados y el papel de la familia.  Toca fibras muy profundas, es un tema que llega hondo, que duele, que hace reflexionar sobre temas que cuando se es joven los ignoramos, pero cuando transitamos la edad madura y con la experiencia, los redescubrimos. Eufrasia Vela es una mujer relativamente joven, con las fuerzas y la aparente salud para realizar su trabajo como cuidadora de ancianos en la ciudad de Lima, Perú. Doña Carmen, Jack y los siete magníficos tienen la capacidad económica para costear sus cuidados, además tienen en común que estan solos, sus hijos (si los tienen), o algún familiar los visitan de vez en cuando, tienen sus recuerdos como única compañía, unos están en sus casas, otros, en una estancia, pero todos con la misma necesidad de ser valorados, de cuidado, compañía, amor, atención, distracción, paciencia, respeto, pero sobre todo de morir dignamente y acompañados. Me fue imposible no pensar en aquellos viejitos que pasan por lo mismo, pero que no tienen la economía para pagar sus cuidados, ¡¡ que tristeza, mueren solos y abandonados !! Está narrado de una forma ingeniosa, amena e incluso en muchas ocasiones, cómica; reí en algunas y lloré en muchas otras.  Me gustó conocer modismos usados en algunos países de América del sur. Conforme transcurre la novela se entiende porque el nombre de cien cuyes. Este libro me hizo reflexionar y entender que la vejez no es fácil, que conforme se van agregando años a nuestros días estamos más concientes de lo que viene en un futuro (si se llega), que hay mucho anciano desamparado, desprotegido y abandonado, que el final de nuestros días deberia ser tranquilo, en paz, digno y sin problemas añadidos, la importancia de los lazos humanos en esta última etapa de vida es fundamental.  Es una realidad que en nuestros dias cada vez se es más longevo, pero también lo es la hostilidad, el desapego y la indiferencia de los familiares hacia los ancianos, lo podemos ver en nuestro día a día y eso rompe el corazón. Debemos ser agradecidos con quienes nos formaron, cuidaron y enseñaron nuestros primeros pasos, darles amor, respeto, cuidados y un trato digno. La recomiendo, es una lectura extraordinaria, en definitiva no sales indiferente de ella, es tremendamente reflexiva y conmovedora de principio a fin !!

Remato enrevesado de corto alcance.