Chico quería que todo el mundo le tratara como el rey del bosque, pero el pobre no era más que un cervatillo huérfano, que se había quedado sin madre a causa de los cazadores furtivos. En la granja, ningún animal quería ser amigo de un ciervo tan orgulloso y presumido: ni el perro Lucio, ni la gallina Clueca, ni el malvís Cagaprisas. Hasta el borrico Macareno tuvo que defenderse de Chico con una buena coz cuando intentó darle un cabezazo.