Es la historia de un niño blanco que se crió en la selva bajo el amparo de un viejo medio loco llamado Carson. Tenía como amigos una pantera, un mono y unos pájaros, quienes lo salvaron de varias situaciones riesgosas. De Carson obtuvo una pistola que portaba junto con el cuchillo, arco y flechas. Vestía, obviamente, taparrabos. Al comprobar que la vida en la selva poseía cierta estructura nuclear -padres, hijo, hogar- se obsesionó con la idea de conocer a sus progenitores. Sin duda, un plausible deseo. Comienza entonces el angustioso itinerario en búsqueda de respuestas. Al través del relato, vamos conociendo in situ el esplendor de la jungla y sus habitantes, donde reinan los hechiceros, las tribus amigas, los líderes ¿malos¿, mucha caminata por la foresta, la aparición de serpientes de todo tipo, especialmente boas y anacondas como también panteras; luchas sin cuartel entre Bomba y sus enemigos naturales, porque el joven no las tenía todas consigo y, como buen representante del género, debía defender a los buenos y pelear con los malos. De igual forma hay temblores, lluvia a granel y volcanes en erupción. Octavo tomo.