«Al releer este escrito surge en mí un sentimiento de vergüenza, pues algunas cosas que cuento parecen vanagloria. Sin embargo no he querido suprimirlas, pues todo bien procede de Dios; y Dios sabe que a diario le doy gracias de lo mucho que me ayuda.Y como dice San Pablo (1Cor 4, 7): “¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿de qué te engríes?” El vanidoso es un desagradecido, pues se apropia de lo que Dios le ha dado. Y lo que Dios nos ha dado pudo dárselo a otro y no a nosotros. Yo pude haber nacido minusválido, y si no lo soy, se lo debo a Dios. Pero yo no he hecho nada para no ser minusválido. Todo sea a mayor gloria de Dios.»