Las reglas del juego pueden cambiar. Para la recatada y tímida Daphne Wade, su placer prohibido más dulce es observar en secreto a su patrón, Anthony Courtland, duque de Tremore, mientras éste trabaja en la excavación arqueológica de sus propiedades en Inglaterra. El ni siquiera ha reparado en ella como mujer; pero, cuando una nueva y encantadora Daphne salga de su caparazón, las cosas cambiarán.
Una mujer que lucha por su talento, conocimientos y la herencia de su padre. Siempre me gusta cuando las chicas trabajan tanto que se pierden ellas mismas y de repente toman conciencia y ¡BAM! son hermosas, inteligentes y se lo demuestran a la cara al protagonista. El cortejo fue muy erótico pero nada fuero de lo común. Excelente para desestresarse después de leer una historia de terror, a mi me funciona ya que te atrapa hasta que la terminas.
¡Cuánto he disfrutado esta historia! Y es que, aunque tiene elementos que me han recordado a otras historia (por ejemplo 9 reglas...) me ha parecido una historia original y bonita, de esas que dejan el corazón calentito. Una de las cosas que más me han gustado es, sin duda alguna, la protagonista. Ella es esa heroina a la que el protagonista siempre ha ignorado por no haberse parado a verla... pero cuando verdaderamente la ve, se da cuenta lo increíble que es. Ella no cambia en ningún momento, sino su percepción. Y él no se para a verla hasta que ella no se impone. Es un romance que se construye poco a poco, con las escenas de sexo justas y muy bien escritas. Y un protagonista del que te quedas prendado. Y no puedo olvidar el detalle de la arqueología y que ella sea una especie de Evelyn sacada de La momia. Si te ha gustado Nueve reglas... de MacLean, este te encantará.